En la vivencia de nuestra vocación, enfrentamos desafíos
Dios nos dio la gran gracia de poder compartir nuestra vida en días. “No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción” (Mt 6,34).
Muchas veces, nuestro corazón está angustiado, las lágrimas fluyen de nuestos ojos, dormimos con un peso en el corazón, pero si vivimos nuestra vocación en el aquel día, de padre y madre, podemos decir: “Hoy yo soy feliz así, porque tengo a Ti, mi Dios”.
Me comprometo a ser fiel en todo lo que el Señor me confía. El padre que seré el día de mañana lo realizo en el día de hoy. Cada día tendrá sus propias dificultades.
Problemas, dificultades, tentaciones, siempre los tendremos. Nuestra grande alegría es comenzar todo de nuevo, porque hacemos nuestra vida día por día. Si hoy no conseguimos, recomenzaremos en el día siguiente.
¡Dios te bendiga!
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Traducción: Thaís Rufino de Azevedo
Tu hermano
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva